miércoles, 30 de julio de 2008

¿Que principios defienden los integrantes de "Respuesta Nacionalista"?

Nuestro principio es el Nacionalismo; el medio, la Revolución Nacional, y el fin, el Socialismo Nacionalista.

El Nacionalismo y el Socialismo nos son de la misma importancia porque ambos conceptos conforman una unidad inseparable: quien defiende a la Nación sin tener en cuenta al Pueblo es un burgués y quien sólo se ocupa del Pueblo es un marxista.

No nos alineamos a ninguna ideología foránea, aunque los socialismos nacionalistas tengan numerosos puntos en común; sólo adherimos a la línea histórica conformada por San Martín – Rosas – Perón, exaltando además a Liniers, Belgrano, Güemes, Quiroga e Yrigoyen, fundamentalmente. Decir Perón es sinónimo de Evita, y Rosas, de Encarnación Ezcurra, las dos mujeres más comprometidas con nuestra causa Nacional y Popular.

Tampoco nos ubicamos ni a la izquierda, ni al centro, ni a la derecha de este sistema cipayo de corrupción y hambre; somos Tercera Posición frente al sistema.

Nuestros enemigos –los enemigos de argentina y de todos los pueblos del mundo– son el Sionismo Talmudista, la Masonería y sus creaciones: Liberalismo, Marxismo y vertientes.

Creemos que hay un solo pueblo argentino, compuesto por los criollos, descendientes de inmigrantes europeos y de medio oriente y los indígenas; rechazamos, por tanto, todo racismo y separatismo entre compatriotas.

Evidenciamos una única clase social nacional: la trabajadora y productiva. A la burguesía y oligarquía financieras, apátridas y parasitarias, las consideramos parias y antiargentinas.

Distinguimos las identidades provinciales, y por consiguiente apoyamos al verdadero Federalismo, el de los caudillos, y no el ficticio de la constitución unitaria de 1853.

Somos demócratas, pero no partidarios de la vigente "democracia del rebaño", sino de la democracia del caudillo sostenida por voluntad del pueblo.

Nos oponemos al autodenominado "proceso de reorganización nacional" y a las guerrillas marxistas por igual. Hay que convencerse de que los dos bandos, financiados y dirigidos por buitres extranjeros, propiciaron la desintegración de argentina como país independiente. No queremos contemplaciones ni indulgencias: los vendepatrias deben ser ajusticiados. Sin embargo, los militares y montoneros Nacionalistas que pelearon creyendo que hacían un bien a la nación deben ser reconocidos como víctimas y héroes de este funesto período de nuestra historia.

A Cristo y a su naturaleza nos subordinamos; por esto sostenemos que lo nuestro es un Nacionalismo Socialista, Popular, Revolucionario, defensor del Orden Natural y profundamente cristiano, pero no clerical ni militarista ni chauvinista; no obstante, amparamos la libertad de culto mientras éstos promuevan el bien al prójimo, obren de acuerdo a las sanas costumbres éticas y morales y no contradigan ni nieguen los valores nacionales y cristianos.

Nacionalismo joven es signo de vanguardia, de progreso y de maduración; es el pensamiento más apropiado para la juventud argentina interesada en su patria y en su pueblo.

Luchamos por una argentina socialmente justa, económicamente independiente y políticamente soberana.

¡Uníte a la lucha!

miércoles, 23 de julio de 2008

Resumen de: “El quebrantamiento de la servidumbre del interés del dinero”

Uno de los aspectos en el que el nacionalismo es mas revolucionario es, sin lugar a dudas, en la economía, muy a pesar de los marxistas, y a pesar de que estos siempre nos acusan de ser un “bastión” del capitalismo, nada mas alejado de la realidad que esto.
El nacionalismo no cuestiona la propiedad privada como lo hace el marxismo, sino que subordina a ésta al bien común, pero lo que si realmente cuestiona es al capital financiero y el multinacional, cosa que el marxismo nombra muy superficialmente y siempre sin dar nombres, (alguna vez escucharon de la izquierda nombrar a la banca Morgan, Rockefeller, Rothschild, Warburg o Kuhn Loeb, yo no, y sin embargo estos cinco Magnates de las finanzas internacional poseen en conjunto mas de un cuarto de las riquezas del mundo. Parece que por “alguna extraña razón” a la izquierda se le olvida nombrarlos en sus discursos “anticapitalistas”).
Por eso me parece interesnate este escrito de Gottier Feder, nacionalista alemán, quien se dedicara a escribir sobre temas económicos a partir del año 1917, que, a través del “Manifiesto para el quebrantamiento de la servidumbre del interés del dinero” pone en tela de juicio esta acusación común del Marxismo.
El autor de este texto analiza, por un lado los problemas que acarrea para las naciones y los pueblos el interés del dinero y luego lo hace para la nación alemana en particular, para luego proponer sistemas alternativos del uso del dinero que elimine el préstamo a interés, y lograr de esta forma el quebrantamiento de la servidumbre del interés del dinero. En esta ocasión vamos a obviar la parte que analiza la situación alemana para alivianar un poco el tema y concentrarnos más en las reflexiones mas generales de este problema.
Juan Martín Ledesma
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“El mammonismo es la grave enfermedad que todo lo alcanza e invade, de la cual padece nuestro actual mundo civilizado y, mas aun, toda la humanidad. Es una epidemia devastadora, como un veneno corrosivo, que ha hecho presa de todos los pueblos de la tierra. Por mammonismo ha de entenderse: por una parte, el poder mundial del dinero, la potencia financiera supraestatal reinante por sobre el derecho de autodeterminación de los pueblos, la así llamada internacional dorada y, por otra parte, una disposición del espíritu que se ha adueñado de amplios círculos populares: el ansia de lucro insaciable, una concepción de la vida orientada exclusivamente a los valores materiales, que ya ha conducido y continuara conduciendo a una alarmante caída de todas las normas morales.

La principal fuente de energía del mammonismo es la que proviene, sin esfuerzo y sin creación de bienes, del interés. De la idea del préstamo a interés, totalmente inmoral, ha nacido la internacional dorada. La disposición espiritual y ética surgida de la avidez por el interés y la usura de cualquier índole ha tenido como consecuencia una impresionante descomposición y corrupción de la burguesía.

La tesis del préstamo a interés es el invento diabólico del gran capital. Solo ella posibilita la indolente vida de zángano de una minoría de poderosos del dinero, a costa de los pueblos creadores y de su capacidad de trabajo; es ella quien llevado a los contrastes abismales, inconciliables, al odio de clases, del que nace la guerra civil y la lucha fratricida.

El quebrantamiento de la servidumbre del interés del dinero significa la única posible y definitiva liberación del trabajo productor de las potencias del dinero que dominan secretamente el orbe.”

“Quien quiera combatir el capitalismo debe quebrar la servidumbre del interés.

¿Por donde debe comenzar el quebrantamiento de la servidumbre del interés?
Por el capital prestamista.
¿Por que?
Porque el capital prestamista es tan infinitamente superior frente a todo gran capital industrial, que las grandes potencias del dinero solo pueden ser combatidas eficientemente mediante el quebrantamiento de la servidumbre del interés del capital prestamista. 20:1 es la relación del capital prestamista con respecto al gran capital industrial. Mas de 12.000 millones de intereses para el capital prestamista debe reunir el pueblo alemán anualmente bajo forma de impuestos directos e indirectos, de alquileres y alza del costo de la vida, mientras que hasta en los años de mejor posición del país en la guerra, la suma total de todos los dividendos repartidos por las sociedades anónimas alemanas importo solamente 1.000 millones. Superior a toda posibilidad de cálculo humano es el crecimiento aluvional del capital prestamista…”

Luego propone, para terminar con el poder internacional del dinero, nueve puntos de los cuales los siguientes, los punto 4, 5 y 9, me parecen los puntos claves.
“4- De modo que no habrá autentico socialismo ni se obtendrá autentico beneficio alguno para la humanidad mientras los productos de las empresas económico-comunitarias sigan sujetos a tributo frente al gran capital prestamista.
La totalidad de las finanzas están subordinadas al fisco. De igual manera todos los bancos privados, las cajas de cheques postales, de ahorro y mutualidades de crédito, dependerán del estado.

5- Todo crédit o real será otorgado solo a través del banco estatal. La facultad de otorgar créditos personales y en mercaderías corresponderá a entidades privadas cuyas concesiones otorgara el estado, quien ejercerá su controlador, determinara las zonas en que las mismas desarrollaran sus actividades y, además, estructurara su régimen de funcionamiento.

9- Mediante una intensa campaña de esclarecimiento se pondrá en evidencia al pueblo que el dinero no es ni debe ser otra cosa sino un bono por trabajo efectuado; que toda economía altamente desarrollada necesita del dinero como medio de intercambio, pero que con esto queda cumplida la función del dinero, y que de ninguna manera le debe ser conferido al dinero, mediante el interés, un poder sobrenatural de crecer por si mismo a costa del trabajo productivo.”

“…en nuestra ceguera mammonistica no hemos visto que el concepto de la santidad del interés es un colosal auto-engaño, que el evangelio del préstamo a interés, fuera del cual no hay salvación, ha atrapado todo nuestro pensar en las redes áureas de la plutocracia internacional. Porque hemos olvidado y deliberadamente somos mantenidos por los omnipotentes poderes del dinero en la ignorancia de que, con excepción de unos pocos potentados, el interés presuntamente tan hermoso y tan apreciado por los irreflexivos es consumido llanamente por los impuestos. Toda nuestra legislación impositiva es y seguirá siendo, mientras no logremos la liberación de la servidumbre del interés, solo una obligación tributaria frente al gran capital y no, como a veces nos lo imaginamos, un sacrificio voluntario para la realización de los servicios comunitarios. De ahí que la liberación del la servidumbre del interés del dinero es la consigna clave para la revolución mundial, para la liberación del trabajo productivo de las cadenas de las potencias del dinero supraestatales.”
Y haciendo referencia a la desastrosa situación alemana de entre guerra asegura:

“A la locura debe llevarnos este estado en que la inconsciencia y la estulticia excitan aun más al pueblo. Y adonde conduce esta locura lo vemos en la Rusia bolchevique. La socialización como se llama en Rusia la estatización, ha probado ser un error, proclama Lenin muy tranquilo. La economía esta destruida, el poder adquisitivo es nulo, los intelectuales han sido asesinados, los obreros no tienen pan. Cunde la desesperación en todo el pueblo; solo el terror sangriento apuntalado por bandas mercenarias chinas y letonas, son capaces de proteger a los tiranos rojos de la venganza del pueblo desengañado. También nosotros terminaremos en ese camino si continuamos dejando que el gobierno siga en manos de los especuladores internacionales, de los partidos demoliberales, representantes de la burguesía expoliadora y de los miembros de una raza extraña a la esencia del pueblo alemán.”

Parece ser que el nacionalismo no es tan complaciente con la burguesía como los marxistas nos quieren hacer creer.

Mas adelante el autor se pregunta de donde el capital internacional saca su enorme poder:

“Los grandes poderosos del dinero están, por cierto, como ultima fuerza impulsora detrás del imperialismo anglo-americano que abarca el mundo; así es, no de otra manera. Las grandes potencias del dinero efectivamente han financiado la horrible matanza de seres humanos de la guerra mundial. Las grandes potencias del dinero ciertamente, como propietarias de todos los grandes periódicos, han envuelto al mundo en una red de mentiras.”

“Es el interés, la afluencia de bienes sin esfuerzo y sin fin, la posesión de dinero sin ninguna clase de trabajo, lo que ha hecho crecer las grandes potencias del dinero. El interés prestamista es al principio criminal del cual se genera la internacional dorada. En todas partes y por doquier el capital prestamista se ha prendido como ventosa. Con tentáculos de pulpo, el mecanismo de la usura capitalista envuelve a asfixia a todos los estados y a todos los pueblos del mundo.”

“En obsequio del principio del interés, una concepción social fundamentalmente errónea según la cual toda propiedad tiene derecho a renta, nos hemos puesto en la servidumbre del interés del dinero. No se puede proporcionar ningún argumento racional verdaderamente irrebatible de que la pura posesión de dinero proporcione derecho a una permanente renta de interés.”

“El bolcheviquismo es un medio falso de la reacción antimammonistica.”

“Externamente ha vencido por ahora, sin duda, la coalición mammonistica anglo-americana. Como supuesta reacción contra ella se ha levantado en el este el bolcheviquismo. Los métodos que el bolcheviquismo intento aplicar son, por cierto, intentos de abstrusas curas forzosas. Son la tentativa de auxiliar a un enfermo que padece de intoxicación interna mediante la amputación con bisturí de la cabeza, brazos y piernas. A esta furia del bolcheviquismo, a esta subversión insensata debemos oponer un pensamiento nuevo y orgánico que unifique vigorosamente a todas las clases productoras, para expulsar la sustancia venenosa que ha enfermado al mundo. Este medio los veo en el quebrantamiento de la servidumbre del interés del dinero.”

La desproporción del capital financiero con respecto al realmente productivo

“En Alemania tenemos 250 mil millones de capital prestamista.”

“Primero: la gigantesca desproporción del capital prestamista de interés fijo, o sea del capital que sin el agregado de trabajo productivo crece por si mismo y además sigue creciendo eternamente. Este capital prestamista ya ha alcanzado entre nosotros en Alemania una altura que podría fijarse sin exageración alguna en 250.000 millones. A esta enorme suma solo se opone como capital de explotación industrial de la totalidad de nuestra industria alemana, la cantidad de 11,8 mil millones. Se agregan además los 3,5 mil millones de capital de las 16.000 sociedades anónimas industriales, por lo que hemos de consignar en conjunto solo alrededor de 15 mil millones de capital industrial total. 20:1 es la primera constatación fundamental. Esta constatación expresa que todas las medidas que se ocupan de los problemas financieros de máximo nivel deben alcanzar respecto al capital prestamista un grado veinte veces mayor que con relación a las medidas que se dirigen contra el gran capital industrial.”

Feder da el siguiente ejemplo con respecto al desigual desarrollo y crecimiento del capital financiero y productivo.

“El gran capital prestamista crece a modo de alud, ilimitadamente.”

“Si en el caso de Rothschild el crecimiento del dinero por interés e intereses de intereses se hubiera realizado solo en el ritmo modesto… la curva no hubiera sido tan empinada. Pero suponiendo que el acrecentamiento del caudal de la fortuna integral de los Rothschild continua ahora…entonces las fortuna de los Rothschild sobrepasaría en el año 1935 los 80 mil millones, en 1950 los 160 mil millones, en 1965 los 320 mil millones , y con ello el patrimonio nacional alemán en su totalidad.”

Llega a esta conclusión:

“…se puede deducir una ley matemática. La curva que expresa la ascensión de la fortuna de Rothschild…Todas estas curvas tienen el mismo carácter. Después de un ascenso inicial modesto y lento, la curva se vuelve más y más empinada desarrollándose sin solución de continuidad, infinitamente.”

“El desarrollo del capital industrial es limitado.”

“Muy distinto, por el contrario, acaece con la curva de los capitales de la industria. Desarrolladas también, generalmente, sobre modestas bases, se evidencia pronto un vigoroso ascenso de las curvas, hasta que ha sido alcanzada una cierta saturación del capital. A partir de este punto, las curvas transcurren más planas y probablemente decaerán algo, por lo general, en las distintas industrias cuando nuevos inventos conduzcan a la desvalorización de plantas fabriles, maquinas, etc.”

Y toma el siguiente ejemplo:

“el desarrollo de la fábrica de Krupp. En 1826 murió el viejo Krupp casi sin fortuna. En 1885 Alfred Krupp recibió su primer encargo de 32 cañones por parte del gobierno egipcio. En 1872 Krupp ya ocupaba 12.000 obreros. En 1903 la señora Berta Krupp vendió todas las fábricas e instalaciones por 160 millones a la Alfred Krupp S.A. Hoy en día el capital en acciones suma 250 millones de marcos oro…y sin embargo, es un enano frente a los miles de millones de millones de Rothschild.”

“¿Que significa el crecimiento de la fortuna de Krupp en una centuria frente a la expansión de la fortuna de Rothschild del interés e interés de intereses mediante el acrecentamiento del valor ilimitado y sin esfuerzo? Nada nos muestra con mayor claridad la profunda diferencia esencial entre capital prestamista y capital industrial. Nada nos puede hacer más clara la diferencia entre los efectos devastadores del interés prestamista y las ganancias de capitales empresariales colocados con riesgo en grandiosas realizaciones industriales, que esta confrontación. No puede ser recalcado suficientemente que el reconocimiento de las leyes matemáticas en que se desenvuelve el ritmo del crecimiento del capital prestamista y del capital industrial nos muestran el claro camino donde debe ser aplicada la palanca para una revolución de nuestra desconcertada economía nacional.”
Y deja de manifiesto quienes son realmente los que trabajan por la patria y el pueblo y quienes son los que bajo discursos “anticapitalistas” trabajan para los intereses del poder financiero internacional.[1]

“Es bien sorprendente ver cómo la ideología marxista desde Marx y Engels comenzando por el manifiesto comunista y subiendo hasta el programa de Erfurt (especialmente Kautzky), y también los actuales mandatarios “socialistas”, se detienen como a voz de mando ante los intereses del capital prestamista. La santidad del interés es el tabú; el interés es lo mas sacrosanto; sacudirlo no lo ha osado nunca nadie; mientras la propiedad, la nobleza, la seguridad de la persona y de los bienes, los derechos de la corona, las convicciones religiosas, el honor castrense, la patria y la libertad están puestos mas o menos fuera de la ley, el interés es sagrado e intocable”

“El interés lo encarece todo.”

“¿Por que es así? El interés se ha introducido subrepticiamente. A causa del pago de interés se le encarece a la población los alimentos; a causa de los intereses se gravan el azúcar y la sal, la cerveza y el vino, los fósforos y el tabaco e innumerables otros artículos de la necesidad diaria con impuestos indirectos. Debido a los intereses deben ser recaudados impuestos directos, que se dividen en impuestos territoriales, que se cargan sobre los cereales encarecidos; impuestos inmobiliarios que provocan el alza del alquiler; en impuestos industriales, que gravan el trabajo productivo; en impuestos a los réditos, que rebajan en forma ineludible el modo de vida de los funcionarios y empleados y todos los que están a sueldo fijo, y finalmente en ultimo termino, avaro en el dar, insaciable en el tomar, viene el capital prestamista con los impuestos a las rentas de capital.

Hemos visto que toda renta de capital, todo interés de capital debe ser procurado exclusivamente por el trabajo de todo el pueblo. Hemos visto que el pago de intereses por las deudas estatales importan la partida mayor en nuestro presupuesto estatal, y hemos visto que los contribuyentes de rentas de capital aportan sólo una muy modesta contribución a los ingresos estatales.”

A continuación hace una comparación entre el pequeño capitalista (o ahorrista) cuyos intereses ganados son devorados por los impuestos (que justamente son elevados por la necesidad de los estados de cumplir con el pago de la deuda pública) y el gran capital financiero.

“El egoísmo mezquino no debe ocultar la meta.”

“Espero que ya ahora, mediante los grandes trazos de mi demostración, haya podido ahuyentar la alarma humanamente comprensible de muchos lectores por la eventual perdida de sus subvenciones de interés provenientes de sus hermosas cedulas. Es una gran autoilusión, y al efecto me pondré en el limite superior de una situación económica burguesa holgada. Tomemos por caso que el ingreso laboral de un jefe de familia es de 10.000 marcos, mas 5.000 marcos de renta capital, entonces había que pagar por ello alrededor de 1.500 marcos de impuestos directos, además bajo forma de los alquileres caros por lo menos 1.000 (1.200 marcos por el eterno alquiler); otros 1.000 marcos posiblemente sean consumidos por los impuestos indirectos de la familia de cinco a seis cabezas, y ya se ve ahora que aun bajo las felices condiciones impositivas de años anteriores no queda mucho de las hermosas rentas del capitalista pequeño y mediano. Hoy en día no puede hablarse de que “quede algo”; al contrario, una parte considerable del ingreso laboral, si se observan los actuales fantásticos planes impositivos, también será consumida por los impuestos.”

“Provecho saca solo el gran capital.”

“Muy distinta se presenta naturalmente la cosa para el gran capitalista, que, digamos, solo percibe un millón de rentas de capital (gente así la hay hoy en Alemania en bastante cantidad). En concepto de impuesto a la renta de capital este feliz, tomado por lo alto, paga 50-70.000 marcos. Por impuestos indirectos no paga tampoco más que el jefe de familia del ejemplo precedente. Para el gobierno de la casa, aun en los actuales tiempos de carestía, pude por cierto vivir bastante cómodamente con 40-50.000 marcos. Le quedan en efectivo redondos y neto 900.000 marcos, de los cuales percibirá en el próximo año al 5% de interés nuevos 45.000 marcos de interés por préstamo, y ello “conforme a la ley”, a cargo de la población trabajadora.”

Y llega a esta excelente conclusión:

“Precisamente en el problema abordado mas arriba de la supresión de intereses de los empréstitos de guerra, he tratado de poner en claro que el pequeño capitalista, es decir, todos los cientos de miles que en virtud de una propaganda mas que norteamericana para la suscripción de los empréstitos de guerra han sido inducidos a entregar sus ahorros, no solo no tienen nada de sus intereses, ya que ellos mismos deben pagar los impuestos para ellos, sino que con la legislación impositiva adecuada a la preservación del gran capital deben contribuir a pagar los impuestos de las suscripciones millonarias.”

Y mas adelante dice:

“Solo una cosa ha de destacarse con toda nitidez, que el quebrantamiento de la servidumbre del interés no tiene nada absolutamente que ver con el autentico trabajo creador de valores, y productor de bienes”.

Un poco de historia:

“La lucha contra el interés no es nueva en la historia de los pueblos.”

“Cuan justamente ha sido reconocido en el curso de la historia la trascendencia del problema del interés, lo apreciamos por el hecho de que en todas las épocas y en todos los pueblos el problema del interés ocupo a los hombres. En el viejo testamento encontramos en distintos lugares, así 3° mois. 25, 5° mois. 15, reglamentos sobre condonación de intereses de tal manera que el séptimo año había de ser cada vez un año de jubileo o de condonación anunciado por trompetas, en el que habían de ser perdonadas todas las deudas a los conciudadanos.”

“Solón abolió en el año 594 a.c. Mediante una ley, la servidumbre personal por deudas. Se llamo a esta ley la gran seisajteia (liberación de cargas). En la antigua roma la lex gemicia del año 332 a.c., prohibía lisa y llanamente a los ciudadanos romanos tomar intereses. Bajo el emperador Justiniano fue promulgada una prohibición del interés de intereses, con la prescripción de que no se permitía seguir exigiendo intereses cuando los intereses atrasados habían crecido al monto del capital originariamente prestado.”

“El papa León I el grande, promulgo en el año 443 un prohibición general de tomar intereses; hasta entonces solo había sido vedado a los clérigos exigir intereses por sus prestamos. Ahora la prohibición de intereses se constituyo en parte de la ley canónica y en una prescripción obligatoria también para el laico. Paulatinamente también la legislación secular se adhirió a los conceptos canónicos, y hasta prohibió el préstamo a interés bajo pena de muerte. Encontramos esto en las reglamentaciones policiales del Reich de los años 1500, 1530 y 1577.”

“Por cierto, tales leyes fueron muy combatidas y frecuentemente aludidas, y en esta brevísima mirada histórica retrospectiva solo mencionaremos aun la asombrosa circunstancia de que, mientras la ley canónica prohibía a los cristianos el préstamo a interés, ello era permitido a los judíos. Seria extraordinariamente interesante investigar el grado de expoliación que condujo a estas violentas medidas de supresión de la usura. Seria especialmente valioso dilucidar que poderes y fuerzas son los que han roto siempre de nuevo las prohibiciones del interés. En la edad media se procedía con frecuencia en forma sumaria con los usureros. Los campesinos o ciudadanos esquilmados se unían y mataban a los usureros.”

“Observación final”

“Resumamos brevemente. El quebrantamiento de la servidumbre del interés es el medio radical para el saneamiento definitivo y perdurable de nuestras finanzas estatales. El quebrantamiento de la servidumbre del interés significa la posibilidad de la renuncia a gravosos impuestos directos e indirectos, porque las empresas de estado redituables ya hasta ahora y tanto mas al extenderse a otras áreas indicadas para la socialización (navegación fluvial, suministro de energía eléctrica, transporte aéreo, etc.) arrojan suficientes excedentes a las cajas del fisco como para sufragar todos los fines sociales y culturales del estado. Transcendiendo este punto de vista financiero, el quebrantamiento de la servidumbre del interés otorgara al trabajo creador en todos los campos la primicia que le corresponde. El dinero es remitido nuevamente al único rol que le incumbe: ser un sirviente en el portentoso mecanismo de nuestra economía nacional. Volverá a ser lo que es: un bono por trabajo efectuado, y así se abre camino a una meta mas alta, el abandono de la rabiosa codicia de nuestra época.”

“La idea se propone constituir un frente cerrado de toda la población trabajadora, desde el obrero sin bienes que, como hemos visto, esta forzado a contribuir en un nivel inconcebible por vía del impuesto indirecto para la satisfacción del capital prestamista, pasando por toda la capa de funcionarios y empleados, por la clase media campesina y la pequeña industria, que sienten bajo las formas de miseria de la vivienda, intereses territoriales, intereses bancarios, etc. El despotismo inmisericorde del dinero, hasta llegar a las mentes directrices, inventores y directores de nuestra gran industria, intelectuales, artistas, escritores, actores científicos, etc., así como los restantes miembros de las profesiones libres, todos sin excepción están en mayor o menor medida en las garras del gran capital prestamista, para el cual el primer objetivo de la vida se llama siempre procurar con el trabajo de aquellos: rentas, intereses, dividendos para los poderes del dinero que juegan detrás de los bastidores.”

“Aunque el gran capital prestamista trate deliberadamente, en tanto personificación del principio del interés, de ocultar el hecho de su ansia de predominio absoluto, por mas que toda nuestra legislación basada en el derecho romano, o sea el derecho al servicio de la protección de una plutocracia, se haya infiltrado en la conciencia de nuestro pueblo el quebrantamiento de la servidumbre del interés del dinero ha de llegar, como única salida para la amenazante esclavización económica de todo el mundo por la internacional dorada, como el único camino para expulsar el veneno del mammonismo que infecta y degrada la mentalidad de nuestra época.”
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sábado, 19 de julio de 2008

El porque del anterior post

Ante todo este blog no tiene como objetivo subir textos así nomás por que si, sino el de dar a nuestro lector una perspectiva de lo que nosotros pensamos y opinamos que deberían interiorizarse los jóvenes nacionalistas que quieren hacer algo por su Patria y desenchufarse de la Matrix del sistema.

Si bien me he tomado un tiempo para dar las razones del anterior post aquí van:

Primero y principal confieso que estoy cansado del manoseo que se hace de la palabra peronista. Hoy se confiesan peronistas personajes tan diferentes como Menem, Duhalde, Grondona, De Narvaez, Kirchner, Lavagna, etc, etc, pareciera que la doctrina peronista es algo amorfo y maleable (cosa que no es así) con el que cualquiera boludo de cualquier tendencia política sistémica (derecha, izquierda, centro) se puede identificar. La onda es que cualquier persona puede ser peronista, pero peronismo hay uno solo, y esto es lo que se desvirtuó para así transformar al peronismo en una bolsa de gatos de todos los colores y tamaños… Ejemplificando esto podríamos decir algo tan boludo como que Menem es peronista de derecha, Lavagna de centro y Kirchner de izquierda… jaja! Pero el peronismo no es ni de derecha ni de izquierda es una ideologia netamente argentina con mucho contenido social, pero sin ser marxista, o sea, un socialismo nacional.

Por eso nada mejor que Perón para hablarnos de la doctrina que el creo, es por eso que subi este post con una breve explicación la doctrina peronista, una introducción a varios temas importartes (capitalismo, capitalismo de estado, poder supranacional, etc.) y de una autocritica sobre lo que hizo el peronismo en el poder para finalizar con lo que deberia ser la organización del estado en el futuro.

Lamentablemente el peronismo verdadero murió con el general Juan Domingo Peron. Sin embargo Peron con sus aciertos y errores nos lego la doctrina Nacional Justicialista de la que debemos nosotros los nacionalistas tomar lo mejor y llevarlo a la practica para poder lograr una Argentina políticamente soberana, económicamente independiente y socialmente justa!

Diego Hernan Martinez

martes, 15 de julio de 2008

Fundamentos de la doctrina Nacional Justicialista

FUNDAMENTOS DE LA DOCTRINA NACIONAL JUSTICIALISTA

Texto oficial - 1966

I - EL HOMBRE

El ser humano nace de la familia, grupo social básico que constituyen sus padres y del cual recibe la vida y cuidados de toda naturaleza. Se desarrolla en el seno de una Comunidad más amplia que se constituyó a lo largo de los siglos y que le proporciona la herencia del pasado, sin la cual no se diferenciaría de la fiera: no sólo los bienes materiales, sino también y sobre todo sus caracteres biopsíquicos y la civilización y cultura de su tradición.
De ahí que el hombre sea un animal social: depende de la sociedad que le da la vida y los medios de aprovecharla plenamente, conforme con su derecho natural de individuo. Tiene, por lo tanto, la obligación, no menos natural, de aportar a la Comunidad todo lo que es capaz de darle y, eventualmente, de sacrificarse por ella.
Sólo en el marco social el ser humano se realiza plenamente, mandando si tiene las cualidades requeridas, obedeciendo si lo necesita para afirmarse en grado máximo; pero nunca aceptando pasivamente la existencia. La Comunidad no es ningún rebaño: para progresar en toda la medida de lo posible, necesita que todos sus miembros, cada uno en el lugar que su capacidad le asigna, luchen constantemente. No se transforma la naturaleza con gozadores; no se vencen los obstáculos con cobardes. El heroísmo es la virtud primera del hombre. Vivir peligrosamente es vivir como ser humano; vivir tranquilamente es subsistir como vaca destinada al matadero. Los hombres Heroicos hacen los pueblos fuertes. Y sólo los pueblos fuertes hacen la historia.

II - LA COMUNIDAD

Natural o voluntariamente, el ser humano forma parte de distintos grupos sociales y asociaciones de naturaleza diversa, cada uno de los cuales tiene su orden propio que se opone en alguna medida al de los otros y que permanecen unidos, sin embargo, por vínculos de solidaridad más fuertes que sus antagonismos. El hombre es miembro de una familia, de un taller, de una parroquia, de un club deportivo, etc., fuera de los cuales no podría ni procrear, ni producir, ni rezar, ni divertirse. Las familias agrupadas en cierto territorio constituyen un municipio; varios municipios, una provincia; varias provincias, una nación. Y lo mismo ocurre, o debería ocurrir, con los demás grupos de función común.
La Comunidad se presenta, pues, como una pirámide de federaciones diferenciadas que desempeñan cada una su papel particular en el seno del organismo social. No se trata de un mero conglomerado, sino de un conjunto unitario que nace, se desarrolla y muere como un individuo. Surgida del pasado, la Comunidad crea su historia afirmándose en el presente por adaptación a condiciones de vida siempre cambiantes y se proyecta en el futuro con una masa de posibilidades que le corresponderá a ella hacer reales o rechazar en el olvido.
Para afirmarse cada vez más, la Comunidad nacional tiene que ser dueña de su destino. Esclavizada por una potencia extranjera o proletarizada por la finanza internacional, la nación no puede sino sobrevivir, humillada y explotada. Pero tampoco puede dar lo mejor de sí misma cuando una fracción de sus integrantes la gobierna en provecho propio o explota el trabajo ajeno. No hay Comunidad nacional sin soberanía política, independencia económica ni justicia social.

III - EL ESTADO

Los grupos federados que constituyen la Comunidad no sólo están destinados a coexistir, sino también a colaborar, en el sentido preciso de la palabra, como los miembros de una familia. Tienen que desempeñar cada uno su papel particular en el seno del organismo social. Sus funciones respectivas son complementarias. No se puede concebir una harmonización de tantas actividades diversas e interdependientes sin un orden jerárquico, que implica el mando. Es ésta la razón primordial por la cual toda Comunidad posee un órgano especializado en conducción política: el Estado. A él corresponde dar a la multiplicidad necesaria de los grupos y federaciones la unidad sin la cual no habría sino el caos.
Para conducir a la Comunidad, el Estado necesita conocerla, y no sólo en su realidad presente. No puede crear la historia sin saber de dónde vienen los elementos de que dispone, o sea sin aprehenderlos en su evolución. Para poder proyectar la intención histórica de la nación, el Estado debe interpretarla y, más aún, encarnarla.
También debe dar a las fuerzas internas del cuerpo social la unidad y continuidad que no poseen espontáneamente. De los grupos, asociaciones y comunidades intermedias surgen dinamismos que constituyen la “materia prima” de la duración comunitaria. Pero tales dinamismos tienden a desgastarse en antagonismos estériles que el Estado tiene que superar, haciendo que las fuerzas hostiles concurran a la afirmación nacional.

IV - LA SUBVERSIÓN BURGUESA

A fines del siglo XVIII o principios del XIX el orden social natural fue quebrado por un fenómeno patológico cuyas consecuencias seguimos padeciendo. Grupos marginales de la sociedad comunitaria, que se dedicaban al comercio de ultramar y, clandestinamente, al préstamo a interés, se habían enriquecido sin conseguir con ello más que comodidades materiales. Aspiraban al poder y, después de un largo proceso de subversión ideológica, lograron apoderarse del Estado francés y posteriormente, por la fuerza o la propaganda, de los demás Estados del mundo occidental.
La burguesía adaptó entonces a sus necesidades las estructuras del Estado, convirtiéndolo de órgano rector de la Comunidad en instrumento de su propia dominación. Pero las “fuerzas de ocupación” estaban divididas en numerosos grupos competidores, debido a su misma naturaleza mercantil. Con el fin de que ninguno de dichos grupos pudiera desplazar a los demás, la burguesía triunfante dividió al Estado en tres poderes autónomos e hizo depender los cargos públicos más importantes de un proceso electoral individualista. Cada grupo constituyó su propio partido. Reservado, en un primer momento, a los burgueses mediante el sufragio censal, el derecho de voto fue extendiéndose paulatinamente a medida que se conseguía adoctrinar al pueblo gracias al monopolio de los medios de difusión: escuela y prensa. Si una elección daba, a pesar de todo, resultados insatisfactorios, siempre se la podía anular.
Así quebradas su unidad y su continuidad, el Estado ocupado por la burguesía era sumamente débil. No podía, pues, tolerar la existencia de comunidades intermedias poderosas, a las cuales no estaba seguro de poder imponer su voluntad. De ahí que disolviera los gremios, avasallara la iglesia y hasta, en algunos países, dividiera las provincias históricas. Su meta era convertir al pueblo organizado en una masa de individuos aislados, “nacidos expósitos y destinados a morir solteros”, como dijo Renan. Pues, por débil que fuera, el Estado burgués siempre podía dominar a un rebaño de seres humanos indiferenciados. En nombre de una Libertad mítica e irreal, la burguesía se empeño en quitar al hombre los fueros y libertades de que gozaba anteriormente en virtud de su función. Y lo consiguió en gran medida.

V - EL CAPITALISMO

Con el régimen demoliberal, el dinero se convierte en la fuente exclusiva del poder. La disolución de los gremios y la legalización del préstamo a interés eliminaban todo obstáculo al enriquecimiento mediante la explotación del hombre por el hombre: del hombre pobre por el hombre rico; del productor al parásito.
Prometiendo a los demás la libertad política, la burguesía se aseguró la libertad económica, que utilizó para anular la primera. Pues la Libertad era indivisible, absoluta para todos: para el fuerte y para el débil, para el rico y para el pobre. O sea, como dijo Julio Guesde, para el zorro y para la gallina: ¿por qué la gallina se quejaría de que el zorro se la comiera si ella tiene plena libertad de tragarse al zorro?
Con su riqueza hasta entonces inutilizada, los burgueses abrieron manufacturas y el libre artesano de antaño se convirtió en un asalariado. No fue más dueño de sus herramientas ni del producto de su labor. Se limitó a vender su trabajo al capitalista, quien fijaba el precio en función de la “ley” de la oferta y de la demanda. Claro que el obrero tenía absoluta libertad de no aceptar el trato y en consecuencia, como también lo dijo Julio Guesde, de morirse de hambre.
Así se dividió la sociedad en clases: por un lado, el conjunto de los detentadores de los medios de producción, o sea, la burguesía capitalista; por otro, el conjunto de los asalariados, o sea, el proletariado; entre las dos, el conglomerado de todos aquellos que no revistaban en ninguno de los bandos, o sea, la clase media. Otrora estamental, vale decir funcional, la estratificación de la Comunidad se hacía económica: los explotadores, los explotados y, en el medio, los que no eran netamente ni lo uno ni lo otro.

VI - EL CAPITALISMO DE ESTADO

Carlos Marx preveía, a mediados del siglo pasado, que el capital se iría concentrando en un número de manos cada vez más reducido y que la clase media sería absorbida por el proletariado. Tales predicciones no se han cumplido en el mundo liberal. Por el contrario, los dueños del capital se han ido multiplicando y las clases medias se amplían constantemente, absorbiendo a sectores cada vez más importantes de la clase obrera. La minoría burguesa, que había sabido conquistar el poder a sangre y fuego en los decenios que siguieron a 1789, evidentemente ya no era la misma. Se había ablandado con la vida fácil y se manifestaba incapaz de llegar al soñado monopolismo integral.
De repente, en 1917 y en un país, Rusia, donde el capitalismo, embrionario, aún no había logrado imponerse, una minoría insurrecta, muy semejante por su composición a los jacobinos, se adueño del poder y, a través del Estado ocupado por ella, se convirtió en el único detentador–colegiado- de los medios de producción, de difusión y de represión. A lo largo de los años, esa minoría combatiente se fue transformando en una oligarquía tecnoburocrática cerrada, que supo realizar un capitalismo perfecto, evitando los escollos del liberalismo. Fuera de ella, sólo había proletarios indefensos, cuyos sindicatos no eran sino instrumentos de poder del Estado-patrón.
Entre el capitalismo liberal y el capitalismo estatal no existía, pues, -ni existe- otra diferencia que la que procede de distintos grados de cohesión y eficacia. Tal diferencia era más marcada que hoy en vísperas de la segunda guerra mundial. Desde aquel entonces, y especialmente en los últimos años, el sistema soviético se ha ido liberalizando hasta reintroducir el lucro y la competencia entre las empresas, mientras que el sistema liberal se iba endureciendo como consecuencia de la guerra, con intervención cada vez mayor del Estado en la conducción de la vida económica.

VI Bis - EL SINDICALISMO

No se podía esperar, por supuesto, que los asalariados aceptaran pasivamente la situación que se les imponía. Muy pronto, proletarios más conscientes y más valientes que los demás empezaron a organizarse para la lucha. No constituían sino una minoría ínfima, pero dura y decidida. Con un heroísmo digno de los tiempos homéricos, como muy bien dijo Jorge Sorel, supieron interpretar a la clase obrera y alzarse contra el sistema democapitalista. Como un ejercito en guerra, en medio de la incomprensión y, a menudo, de la hostilidad de sus compañeros de miseria, subieron al asalto del Estado burgués, con la única arma de que disponían: la huelga. Arma insuficiente, ésta, por cierto. Pues los patronos, dueños del poder comunitario, recurrieron a la policía y, de ser preciso, al Ejército. El sindicalismo revolucionario, como tal, fracasó.
Paradójicamente, los héroes de la lucha de clases consiguieron, sin embargo, una serie de victorias en el terreno en que menos las buscaban. Las huelgas aisladas –pues la misma condición proletaria nunca permitió llevar a cabo los grandes proyectos de huelga general- no inquietaban sobre manera al Estado burgués, pero sí perjudicaban a los patrones contra los cuales se hacías. Para quitar a los líderes revolucionarios el apoyo de la masa de los asalariados, basta con ceder ante sus reivindicaciones materiales y aumentar un tanto los salarios. Las condiciones de vida y de trabajo de los obreros empezaron así a mejorar. No faltaron entonces dirigentes sindicalistas para pensar que más valía abandonar un combate sin esperanza y negociar con la burguesía la incorporación pacífica del proletariado al sistema vigente, a cambio de ventajas cada vez mayores. Los héroes dejaron el lugar a mercaderes que sustituyeron la lucha por el regateo y la componenda. El sindicalismo reformista no representaba ningún peligro para la burguesía. Antes al contrario, garantizaba la permanencia del régimen demoplutocrático. Entonces, los sindicatos mediatizados fueron autorizados por ley, ya meros apéndices, ruidosos pero tranquilizadores, del sistema imperante.
Con el tiempo, la clase obrera de los países más industrializados se fue aburguesando. En cuanto a sus condiciones de vida, se diferencia muy poco, hoy en día, de las clases medias. Pero sus integrantes siguen siendo asalariados, subesclavos bien alimentados. Sus dirigentes han llegado a constituir una oligarquía capitalista, no sólo la buena vida, sino también, directa o indirectamente, el poder. Son empresarios como los demás, mancomunados como los demás para la defensa del sistema.

VII - EL PODER SUPRANACIONAL

El más craso error que se pueda cometer al estudiar el mundo de hoy es el de creer que capitalismo liberal y capitalismo estatal son enemigos irreconciliables. En realidad, no pasan de competidores, como podían serlos potencias demoliberales del siglo pasado. Rivalizan por el dominio de colonias y mercados, pero se encuentran solidarias cuando el sistema común está en peligro. Lo demostró a las claras la segunda guerra mundial como también, en nuestro país, el contubernio de liberales y comunistas en 1945 y 1955.
Más aún, todo parece indicar que existe, por encima de los bloques demoplutocrático y soviético, una potencia supranacional que los maneja a su guisa. Está probado que un consorcio bancario internacional subvencionó abundantemente a Trotsky en 1917. No fue, evidentemente, un hecho accidental. La gran finanza no tiene patria, sino solamente intereses. Guerra fría y conflictos localizados no son sino episodios de mutua conveniencia, que permiten a los Estados Unidos mantener a flote su tambaleante economía y a la Unión Soviética reforzar la tensión interna sin la cual su imperio correría serio peligro de desintegrarse. Lo más probable es que quienes atienden, en Washington y en Moscú, el teléfono que une la Casa Blanca al Kremlin hablen un mismo idioma, y que este idioma no sea ni el ruso ni el inglés.

VIII - EL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO

No faltaron, en el siglo XIX, grupos revolucionarios que se alzaran contra el poder burgués. Pero su enfoque del problema era parcial. Unos, salidos de las clases medias, luchaban por la liberación del Estado y, a través del Estado, de la Nación. Otros, formados en el seno del proletariado, buscaban liberar a la clase obrera de la opresión capitalista. No se daban cuenta que su enemigo era el mismo: la minoría burguesa que, dueña del poder político, avasallaba la Comunidad y explotaba a los productores. A menudo, por mutua incomprensión, nacionalistas y socialistas se enfrentaban, neutralizándose, debidamente incitados al efecto por agitadores a sueldo.
Para que la revolución auténtica se hiciera factible, fue preciso que los grupos nacionalistas tomaran conciencia de la opresión capitalista que ellos sufrían exactamente como el proletariado, y que los grupos obreros tomaran conciencia del avasallamiento de la Comunidad histórica por la oligarquía burguesa. Entonces sí surgieron movimientos revolucionarios nacionales que supieron realizar la síntesis del nacionalismo y del socialismo, del espíritu de tradición y del espíritu de revolución. Negando los antagonismos anticuados, estos movimientos constituyeron verdaderos Estados supletorios que se hicieron los instrumentos de la intención directriz de sus respectivas Comunidades.
Las revoluciones nacionales de nuestro siglo se realizaron en dos estadios. El primero consistió en la liberación del Estado de la ocupación burguesa, lo que implicaba la reestructuración funcional. El segundo, en la liberación de la Comunidad y, en especial, del proletariado, de la explotación económico-social que padecían, lo que implicaba la transformación total del sistema capitalista de producción y distribución. Lo segundo era más difícil de realizar que lo primero: la historia reciente lo prueba.

IX - LA REVOLUCION NACIONAL JUSTICIALISTA

En nuestro país, el proceso revolucionario se desarrollo de un modo un tanto diferente. El golpe militar del 4 de junio de 1943 ya había liberado el Estado, con un enfoque exclusivamente político, cuando surgió el peronismo, integrado por grupos nacionalistas civiles y por la gran masa obrera. El movimiento revolucionario no se había constituido, depurado ni fogueado en la lucha. Carecía de doctrina y de cuadros y hasta, dividido en partido y gremios, de unidad orgánica. No supo endurecerse ni unificarse desde el poder. Antes al contrario, cometimos el error de permitir –y a veces imponer- la afiliación indiscriminada al partido, debilitándolo así aun más. Sólo los gremios constituían una fuerza coherente, pero incompleta por su mismo carácter clasista.
Por otro lado, la revolución nacional justicialista estalló y se desarrollo en el momento internacional más difícil. Vencida en el país, la Unión Democrática dominaba el resto del mundo con el nombre de Naciones Unidas. La presión política y militar de los aliados había sido muy seria –en algunas oportunidades, irresistible- en los años anteriores y permanecia latente. Cambiar brutalmente las estructuras políticas y económicas hubiera sido considerado una verdadera provocación, con posibles consecuencias sumamente peligrosas para nuestra misma soberanía.
El Estado justicialista tuvo, por lo tanto, que actuar dentro del marco institucional creado por la oligarquía, o sea con instrumentos inadecuados a sus propósitos. Se limitó a dar un nuevo sentido a formas caducas. En el campo político, la mayoría electoral que lo respaldaba le permitió gobernar sin suprimir el régimen de partidos. En el campo económico, el macizo apoyo de los gremios le permitió instaurar la justicia social sin destruir el capitalismo. Sólo en los últimos tiempos de nuestra primera época de gobierno, un tanto relajadas las tensiones internacionales, pudimos empezar a quitarnos la careta. Las constituciones de La Pampa y El Chaco hicieron su lugar a la representación sindical y se socializaron algunas empresas. Pero, salvo estas pocas excepciones, por lo demás incompletas, la revolución nacional justicialista se limitó a eliminar efectos de causas estructurales que permanecían, constitucional y legalmente, en vigencia. Bastó, en 1955, un intrascendente golpe insurreccional para que el régimen demoliberal volviera a funcionar como si nada, o casi nada, hubiera cambiado desde 1943.

X - HOY: DOCTRINA Y MOVIMIENTO

Hay que aprender las lecciones de la batalla perdida. Muchos entre nosotros, pero no todos, han sabido hacerlo a través de diez años de persecución y de lucha. Sin embargo, nuestro movimiento sigue siendo gregario, cuando sólo las minorías operantes, expresión legítima del pueblo, son capaces de hacer revoluciones. Tenemos a millones de electores; no tenemos a los pocos miles de militantes organizados que nos son imprescindibles para dar victoriosamente el asalto al poder burgués.
No se puede organizar a fuerzas revolucionarias sin darles previamente la formación doctrinaria sin la cual no hay disciplina ni conciencia de los objetivos a alcanzar. Mucho se ha hecho, en los últimos años, para precisar las grandes líneas ideológicas del justicialismo. Nuestros historiadores revisionistas ya han ganado la batalla, en su campo, y la mitología liberal ya no engaña a nadie entre nosotros. Nuestros sociólogos y economistas han profundizado científicamente nuestra doctrina, especialmente en sus aspectos estructurales. Hoy, la Escuela Superior de Conducción Política del Movimiento está dando a esta tarea una orientación orgánica y normativa y empieza a formar nuestros militantes.
Queda por constituir, en el seno del Movimiento, una milicia combatiente que sepa encarnar, con espíritu heroico, al pueblo revolucionario todo, al margen de la estratificación clasista que nos impuso el capitalismo burgués y que sueñan en hacer perdurar los ideólogos marxistas, fieles a esquemas superados.

XI - MAÑANA: EL ESTADO COMUNITARIO

Volveremos, muy pronto, a liberar el Estado. No deberá, entonces, permanecer ningún resabio institucional de la ocupación burguesa. El Estado debe responder a nuestra realidad y a nuestras necesidades, no solamente en sus intenciones y sus obras, sino también en sus estructuras.
La nueva Constitución Justicialista asegurará la unidad y continuidad del Estado en la persona de su Jefe, situado por encima de los tres poderes institucionales. Garantizará una auténtica representación popular a través de las comunidades intermedias y cuerpos constituidos de la nación: provincias, gremios, Iglesia, universidades, fuerzas armadas, etc. Respetará y fomentará la autoconducción y los fueros de los grupos sociales y comunidades intermedias.
Así el Estado estará en condiciones de desempeñar satisfactoriamente sus funciones: todas sus funciones, y sólo sus funciones.
Esto supone, naturalmente, la supresión total y definitiva de los partidos políticos que constituyen los instrumentos del engaño demoliberal. Ni la Comunidad está hecha orgánicamente de partidos, ni una parte de la nación, en pugna con las demás, puede expresar validamente la intención histórica del todo, unitario y complejo a la vez. Sólo en Estado soberano, librado de la ocupación clasista y partidista, tiene por misión conducir a la Comunidad con vistas a su cada vez mayor afirmación.

XII - MAÑANA: LA EMPRESA COMUNITARIA

Considerada en su aspecto funcional, la empresa es una comunidad jerarquizada de productores, diversamente especializados, que aúnan esfuerzos para fabricar determinado artículo o prestar determinado servicio, valiéndose para ello de las herramientas o máquinas que impone la técnica moderna.
Considerada, por el contrario, en su aspecto legal, esta misma empresa no pasa, hoy en día, de ser un mero capital que compra máquinas, materias primas y trabajo. Pura ficción. Pues si con un golpe de varita mágica se suprimieran los dueños del capital, la empresa seguiría funcionando sin la menor perturbación, mientras que pararía y desaparecería si se eliminasen los productores.
No basta, por lo tanto, mejorar el nivel de vida del proletariado. No basta dar al productor el lugar que le corresponde en la Comunidad. No resuelve nada cambiar el capitalista sustituyendo la oligarquía burguesa por una oligarquía burocrática. Lo que hace falta es suprimir el salariado, devolviendo a la empresa, aprehendida en su realidad orgánica, la posesión y, de ser posible, la propiedad de su capital, así como la libre disposición del fruto de su trabajo.
Cualquier ente social –individuo, grupo o comunidad- tiene el derecho natural de poseer los bienes que le son imprescindibles para subsistir y realizarse plenamente. El municipio, por ejemplo, tiene naturalmente derecho a la propiedad de la vía pública o de la red de alumbrado. El municipio en sí, no la suma de sus habitantes. Cuando alguien viene a instalar en una ciudad, no tiene que comprar su parte de calle ni de usina; ni la vende cuando se va. La empresa es también un ente social independiente de sus integrantes individuales del momento. Es ella la que tiene que ser dueña de su capital, al que encontrará y usufructuará el productor entrante y dejará para su sucesor el productor saliente. Esto vale tanto para la empresa industrial como para la empresa agropecuaria. Los reformistas pequeños burgueses que quieren lotear las unidades orgánicas de nuestro campo fomentan el minifundio y la miseria. La tierra debe ser de quienes la trabajan, como las máquinas de quienes trabajan en ellas. Tal principio no supone, en absoluto, el parcelamiento de la propiedad de los instrumentos de la producción, sino la supresión de las propiedad individualista de bienes que otros –individuos o grupos- necesitan. O sea la supresión del parasitismo en todas sus formas.
Eliminado el parasitismo capitalista, las clases desaparecerán ipso facto. No habrá más burgueses ni proletarios, sino productores funcionalmente organizados y jerarquizados en sus empresas.
El gremio perderá entonces el carácter clasista que le ha impuesto una lucha necesaria cuya responsabilidad no lleva y volverá a convertirse en una federación de empresas comunitarias, con el patrimonio asistencial que necesita y los poderes legislativos y judicial que definirán sus fueros. En cada gremio, un banco distribuirá el crédito entre las empresas, dentro del marco de la planificación y conducción económica del Estado Nacional.
La revolución justicialista no busca, pues, llegar a una componenda entre capitalismo individualista y capitalista estatal, ni “mejorar las relaciones entre capital y trabajo”. Repudia íntegramente cualquier forma de explotación del hombre por el hombre y quiere volver, en todos los campos, al orden social natural. Es éste el sentido de nuestra TERCERA POSICIÓN.

Escuela Superior de Conducción Política del Movimiento Nacional Justicialista

Decano: Tte. Gral. JUAN PERON

DEPARTAMENTO DE DIFUSIÓN ESCUELA CENTRAL

sábado, 12 de julio de 2008

Como ya ha sido comunicado desde nuestra pagina http://www.sangrepatriotica.com/ la agrupacion Patria Punzo quedó disuelta.

Disuelta Patria Punzo los aca firmantes hemos decidido sumarnos de lleno a la Red Patriótica Argentina, agrupación a la que ya conociamos y con la que nos vinculamos al poco tiempo de creada nuestra ex agrupacion, ademas podemos decir que es un grupo de personas que tiene una propuesta seria y con la cual hay una afinidad ideológica casi perfecta.

No obstante decidimos mantener un medio de expresión propio heredero de nuestro fanzine “Respuesta Nacionalista”, por lo que abrimos el blog del mismo nombre.

Es alentador y esperanzador ver gente que aun se preocupa por darle un nuevo rumbo a nuestra castigada Patria y que sigue peleando incansablemente por una Revolución Nacionalista que la saque de las manos de políticos corruptos de todas las tendencias y colores,viles servidores del poder internacional del dinero y sus aliados.

Viva la patria!

Diego Martinez.
Juan Martín Ledesma.