miércoles, 17 de septiembre de 2008

Un poco de economía

Siendo nacionalista y estudiante de Cs. económicas siempre sentí como una obligación investigar y difundir lo que muchos callan y niegan, a saber, las teorías económicas nacionalistas.
Si bien no son muchos los escritos sobre la forma de ver la economía que tiene el nacionalismo, los existentes son sistemáticamente ocultados.
Por lo tanto hice, hace ya un tiempo, un pequeño resumen del libro de Joaquín Bochaca titulado “El enigma capitalista”, los cuales algunos salieron en publicaciones nacionalistas, si bien no todos.
Por eso voy a dejarles, en sucesivos posteos, las 5 partes de este resumen.

Juan Martín Ledesma.


Primera parte:

LA MISERIA EN LA ABUNDANCIA.

“La gran paradoja de la actual crisis económica -que debiera en realidad adjetivarse financiera- es que los hombres no pueden adquirir los bienes que efectivamente han producido. En otras palabras, podríamos decir que nos encontramos en una situación de pobreza en medio de la superproducción. Si consiguiera anclarse firmemente esta idea en los cerebros de las gentes, se habría dado el paso decisivo en el camino de la solución del problema. Sería, en verdad, el primer paso, el paso esencial, el demostrativo de que toda la llamada “ciencia económica” no es más que el fárrago pretencioso y vacuo de un enjambre de payasos, llamados economistas”.

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.


“En el ámbito de nuestra Economía Occidental, la presente crisis se resume en los siguientes puntos:
a).- En el mundo civilizado hay suficientes materias primas, mano de obra especializada, peonaje y conocimientos científicos suficientes para satisfacer abundantemente las necesidades de sus habitantes.
b).- La pobreza y la escasez existen porque la gente no tiene bastante dinero para comprar los bienes producidos por la industria y la agricultura modernas a un precio atrayente para los productores.
c).- Cuando a uno le falta algo de cualquier cosa, el más obvio remedio consiste en crearlo, y no supone ninguna dificultad física crear más dinero.
d).- La inflación, consistente en que haya más dinero que mercancías, es, evidentemente, una calamidad, pero el aumento paulatino de dinero y mercancías de manera que el poder adquisitivo de aquél se mantenga al mismo nivel que la producción y los precios permanezcan estables no tiene nada que ver con la inflación y es, a fin de cuentas, lo que necesitamos.
e).- La maquinaria y el uso de los recursos de la Naturaleza limitan, cada vez más, la necesidad del trabajo humano, mientras que incrementan la producción de riquezas, en bienes y servicios. Por consiguiente, las personas desplazadas del trabajo remunerado por la maquinaria deben recibir el suficiente dinero para poder comprar lo producido por las máquinas que les han desplazado de su trabajo. Este dinero, claro es, no debe ser extraído del bolsillo de otras personas, aunque se haga por el invisible medio de los impuestos, pues entonces lo único que haremos será robar a unos para pagar a otros; no debemos permitir que los parados sean una carga para los que trabajan ni tampoco considerar que las máquinas son una maldición cuando debieran ser, al contrario, la bendición de la Humanidad al liberarla de muchas horas de trabajo y permitir a los hombres dedicar esas horas a actividades culturales o al tiempo libre creativo, en jardinería, deportes, excursionismo, estudio, etc.
Y esto es todo. Este es el problema.”


LA MÁQUINA

“Hasta mediados del siglo XVIII, la Agricultura y la Industria se basaban, primordialmente en el poder muscular de caballos y bueyes, y en el muscular y cerebral del hombre. Pero a principios de 1765, un escocés, James Watt, ideó la máquina de vapor, que fue acoplada al mecanismo de un telar de algodón. Acababa de empezar la revolución industrial.”

“Una vez puesta en el disparadero del éxito, ya nada pudo mediatizar el proceso de la máquina. La ciencia se convirtió en su aliada, y los asombrosos descubrimientos se fueron sucediendo, y ya no sólo en el campo del vapor, sino en el de la energía hidráulica, la electricidad, la química, los nuevos combustibles, especialmente carbón y petróleo, los gases industriales, etc. Vino luego el uso de la energía atómica, y hacia 1938 en Alemania empezaron las primeras tentativas para explotar el manantial de todo poder: la energía solar, investigaciones que fueron interrumpidas con la guerra y han vuelto a tomar auge en Francia. Hogaño, con sólo dos siglos de inventos y desarrollo, la máquina domina en el mundo. Sus asombrosas realizaciones han hecho del hombre el Señor de la Tierra, y al pasar de una época de escasez -antes de Watt- a una de abundancia -después de Watt- han modificado totalmente el planteamiento de la Economía, aún cuando los sumos sacerdotes de esta “ciencia” sigan aferrados a unos dogmas que eran, tal vez, válidos para tiempos pretéritos -en que una mala cosecha a causa de la sequía o de la plaga de la langosta ponía a un país al borde del colapso- pero que resultan ridículamente desfasados en nuestros tiempos.”

EL “MANPOWER “

“El trabajo humano, englobando al de investigadores, ejecutivos, obreros cualificados y sin cualificar recibe, en Inglaterra y América, el nombre genérico de “Manpower”.”


“Según datos oficiales, entresacados de publicaciones de las Naciones Unidas, mientras la población de los países Occidentales aumentaba en un 14 por ciento, su “manpower” se incrementaba en un 6 por ciento, en el período 1940-1970. En el mismo lapso de tiempo, su producción alimenticia subía, en valores absolutos, un 21 por ciento.
En cambio, la producción de artículos industriales y de servicios casi se triplicaba. Es imposible conocer datos exactos, y únicamente pueden obtenerse aproximados, basándose en referencias parciales y comparativas. En todo caso, también aquí la simple aritmética acude en apoyo de la tesis de que la mano de obra, especializada o no y la producción, han aumentado más, en valores absolutos y relativos, que la población total de Occidente. De todo ello se deduce la misma conclusión que se obtuvo al analizar la incidencia de la Máquina en la Economía de Occidente, es decir, que éste debería atravesar por un período de bienestar económico”.

LA BAJA DEL PODER ADQUISITIVO

“A pesar, pues, de los maravillosos progresos del maquinismo y de los adelantos, cuantitativos y cualitativos de nuestro “manpower”, nos encontramos en plena crisis, para emplear el término consagrado. Esta crisis -y todas las que la precedieron- presenta la sorprendente característica de que la abundancia general de todo lo que es necesario para la vida de los hombres coincide con una miseria general.”

“Hay excedentes de todo: de productos agrícolas, de artículos manufacturados, de carbón, de acero, de cemento, de mineral de hierro, de cobre, de estaño, en una palabra: hay demasiado de todo. ¿Por qué, pues, estas riquezas no encuentran comprador? No, ciertamente, por mala voluntad de los compradores, claro es, ya que esas riquezas no pueden ser distribuidas gratuitamente. Y ahí radica el problema: los consumidores no pueden llegar a la producción; no pueden comprar lo que se ha producido. No hay dinero...”

“¿Por qué no hay dinero? Esta sencilla pregunta tiene dos respuestas, que se complementan la una a la otra. La respuesta inmediata, pero menos decisiva. Es la que salta a la vista en seguida: podríamos calificarla de Prostitución de la máquina ante el Trabajo. La realmente decisiva, la más difícil de ver y la que sostiene todo el artificioso andamiaje de la actual Economía la calificaremos de Prostitución de la máquina ante la Finanza. De ellas nos ocuparemos más adelante. Empezaremos por la aparente, pero absurda, antinomia Máquina- Trabajo.”

“Gracias a nuestra maquinaria moderna ya las fuerzas de la Naturaleza que han podido ser sometidas al hombre, las riquezas aumentan al mismo tiempo que disminuye el número de trabajadores ocupados en producirlas. Se constata, pues, a la vez, aumento de la producción y aumento del paro. Pero como los parados, por simple definición, son los no retribuidos, dichos parados son substraídos al ejército de consumidores, y las riquezas producidas se amontonan inútilmente, y pronto se hace sentir la necesidad de frenar su fabricación, e incluso de destruirlas.”

“¿Cuál es el objetivo de la Máquina?
El objetivo de la Máquina es abastecer al mercado en la mayor y mejor cantidad y calidad posible de mercancías y servicios, ahorrando al máximo el trabajo mecánico humano.”

“es función de la máquina aligerar al obrero de la carga laboral. Es evidente que el obrero así “aligerado” se encuentra sin trabajo -o sin apenas trabajo para llevar a cabo- y que su empresa puede prescindir de él. Y no menos evidente es que si la Revolución Industrial no va acompañada de una verdadera Revolución Distributiva, o Remunerativa, la bendición que debiera ser la Máquina se transforma en una maldición.”

“El paro es la medida del progreso técnico. Y todos los esfuerzos de los productores tienden a crear más paro, por que todos ellos comprimen hasta el máximo posible sus gastos generales y, por vía de consecuencia, sus precios de coste. ¿Conoce alguien a un industrial, o a un agricultor, que no se torture constantemente las meninges para tratar de conseguir que el trabajo que hoy hacen diez obreros puedan hacerlo, mañana, ocho?”

“Y en el momento en que el paro bate todos los récords en el mundo entero, en España se anuncia fríamente que va a tomar medidas para absorberlo. Pero este Gobierno, sabiéndolo o no, queriéndolo o no, va a crear aún más parados. Y si alguien lo duda, que lea su programa de obras públicas: se va a electrificar el campo, lo que, sin duda, es, en sí, algo excelente... que se convertirá en nefasto si no se toman, simultáneamente, las medidas laborales y financieras que se imponen. ¿Por qué? Pues porque en cuanto la corriente aparece en cualquier parte, el motor no tarda en seguirle; en cuanto el motor funciona, miles y millones de brazos se cruzan. De manera que con la mejor intención de suprimir el paro, lo único que se hace, en las circunstancias presentes, es aumentarlo, en el acto o, en el mejor de los casos, a corto plazo. Y todo ello por obstinarse en volver la espalda a la solución única para el problema del paro, que consiste, por una parte en reducir la jornada laboral y, por otra, en adecuar una política financiera a la situación planteada por el creciente poderío de la Máquina, es una palabra, a hacer que el Dinero sea un medio de cambio, y no una mercancía.”

INFLACIÓN Y DEFLACIÓN

“hemos tratado de explicar las causas fundamentales de la baja del poder adquisitivo hemos hecho alusión al punto b) del Planteamiento del Problema, es decir: que “la pobreza y la escasez existen porque la gente no tiene bastante dinero para comprar los bienes producidos por la industria y la agricultura modernas a un precio atrayente para los productores”. Y, en el punto c) decíamos que “cuando a uno le falta algo de cualquier cosa. El más obvio remedio consiste en crearlo, y no supone ninguna dificultad física crear más dinero””


“el “deus ex machina” del actual sistema económico financiero, basado en el hecho de que el Dinero, concebido como medida de producción y, por ende, medio de cambio, se ha transformado en una mercancía y, como tal, debe obedecer a la ley inexorable que ordena que el precio de una mercancía es inversamente proporcional a su abundancia. De manera que, al crear más dinero, en una situación dada, reducimos el valor del Dinero que existía antes de tal creación. Insistimos en el condicionante, “en una situación dada”, al que se aferran, cual náufragos a un salvavidas, los defensores a ultranza de la Economía clásica”

“A ese fenómeno se le llama inflación, es decir, al aumento de la cantidad de dinero sin un aumento simultáneo de la cantidad en mercancías que ese dinero debe medir y cambiar. A ello aludíamos en el punto d), cuando decíamos que la inflación “es, evidentemente, una calamidad. Pero el aumento paulatino de dinero y mercancías de manera que el poder adquisitivo de aquél se mantenga al mismo nivel que la producción y los precios permanezcan estables no tiene nada que ver con la inflación”


LAS FALSAS RAZONES

“Uno de los motivos que se aducen para justificar la enfermedad económica de Occidente es la pérdida de las colonias de los estados europeos. Un simple análisis de los hechos nos demuestra que esa razón es, más bien, una sinrazón”

“La primera potencia continental en 1939, Alemania, no tenía colonias, pero Inglaterra sí las tenía, aunque en un avanzado grado de subdesarrollo, si se exceptúan las blancas Australia, Canadá y Nueva Zelanda, y, en todo caso, dichas colonias no la libraron de la Gran Crisis de 1929-1934, aquélla gigantesca deflación iniciada en el Viernes Negro de la Bolsa de Nueva York…”

“En una palabra: Alemania, sin colonias, padeció la primera Gran Crisis Económica del siglo, y también sin colonias se salió de ella, antes que los demás, precisamente por haber empezado a adecuar una reforma, o mejor, una Revolución Financiera. Al lado de la vigente Revolución Industrial Inglaterra, con colonias, sufrió dicha Crisis de la que salió, a medias, durante la Guerra Mundial -es curioso, pero nunca hay esa clase de Crisis en el transcurso de las guerras-”.

LOCALIZACIÓN DEL ÓRGANO AFECTADO

“La Economía consta, sólo, de tres órganos: la Producción, el Consumo y la Distribución. La Producción, la constituyen las mercancías y los servicios que el trabajo del hombre y su máquina ponen a disposición del Pueblo, es decir, de los consumidores. El consumo, está constituido por las necesidades, los deseos de lo menos necesario e incluso de lo superfluo, de la población. Y la Distribución no es más que el medio que permite que la Producción llegue, de la manera más idónea posible, al Consumo. La Producción también se denomina Oferta, y el Consumo, Demanda.
Digamos, antes de proseguir, que el objeto de la Producción es el Consumo. No es crear puestos de trabajo; no es equilibrar la Balanza de Pagos; no es regular los precios. El objeto de la Producción es el Consumo.”

“En primer lugar, la Producción. Podemos considerar desde tres puntos de vista: el de la maquinaria e instalaciones; el de las materias primas con que alimentarla, y el del “manpower” utilizado para supervisarla, mantenerla en uso y organizarla.”

“…de maquinaria e instalaciones hay, aparentemente, de sobras, puesto que muchas de ellas están paradas…
En cuanto al “manpower” la tendencia muestra un aumento constante…
Finalmente, refiriéndonos a las materias primas, aparte de los nuevos hallazgos de petróleo en nuestro Continente, tenemos carbón para siglos, somos los pioneros del desarrollo de la energía atómica -aún cuando, hasta ahora, los principales beneficiarios hayan sido las externas Rusia y Estados Unidos- y también de la energía solar, de la de las mareas, y en Holanda hay gas natural para toda Europa Occidental.”


“En segundo lugar, el Consumo. Ya hemos dicho que el Consumo es la Demanda, es decir, lo que mantiene la rueda en constante movimiento. No hay nada malo en el Consumo, o deseo de consumir, o, como le llaman los economistas profesionales, demanda efectiva.
…nada hay de vituperable en el hecho de que una comunidad pretenda consumir lo que ha producido, con su propio esfuerzo. Este órgano, pues, está sano.”

“Finalmente, la Distribución, que es el órgano que articula, que establece la conexión entre la Producción y el Consumo;… El Dinero es el medio a través del cual opera la Distribución. Esta definición es clásica. Pero tal vez no lo absolutamente precisa y exacta que requiere el sujeto que estamos tratando. Para nosotros, el Dinero, es el medio a través del cual debiera operar la Distribución. En la realidad, tal como suceden las cosas en nuestra enferma economía, el mecanismo operatorio de la Distribución son las Finanzas. Las Finanzas son el medio que permite -o no permite, según convenga a los financieros- que la Producción y el Consumo se encuentren.

EL DINERO

“En una época como la actual,…los que controlan la llamada opinión pública…
parece extraño que, así como en Arqueología, Historia, Filosofía, son -y no lo criticamos apriorísticamente- unos verdaderos revolucionarios, en cambio, cuando se trata de abordar el tema, de palpitante interés, del Dinero, nuestros “fabricantes de la opinión” son unos auténticos reaccionarios. Para ellos siguen vigentes los viejos conceptos de la Economía Medieval, ellos, ¡tan progresistas!”

“Para ellos, el Dinero es una mercancía, pero es evidente que el Dinero, como medio de cambio, -que eso es lo que es y no otra cosa- debe ser, por encima de todo, estable, y una mercancía sólo será estable mientras su oferta esté bien equilibrada como su demanda, y esto no le puede interesar, lógicamente, a un comerciante de dinero, pues a éste lo que le interesa es que la demanda sea muy superior a la oferta, para subir el precio de su mercancía.
¿Que es el dinero? El Dinero no es más que un medio utilizado como calculador o contador de riqueza. Como medio de cambio que es, su valor procede de su aceptabilidad. Charles A. Lindbergh, Sr., lo definió como “algo que ha llegado a alcanzar tal punto de aceptabilidad que no tiene importancia de qué metal esté hecho ni porqué la gente lo desea, pues nadie rechazará tomarlo a cambio de bienes o servicios”. También se ha dicho que el Dinero es como un boleto universal. Una empresa teatral, una ferroviaria, o de autobuses urbanos, emiten sus propios boletos, cuya posesión da derecho a utilizar los servicios de tales empresas. Pues bien, el dinero es, repetimos, un boleto universal o, dicho de otra manera, una reclamación de su poseedor contra sus conciudadanos; reclamación cuyo origen es, precisamente, un trabajo que se ha hecho en pro de la comunidad.”
“Hemos dicho que el Dinero es un medio de cambio: más exactamente, es el medio de cambio. Todos los productores emplean su tiempo y energía en proporcionar bienes y servicios útiles a la comunidad. Las cosas que producen, sin consumirlas ellos mismos, pasan a disposición de la comunidad. A cambio, reciben dinero, que es como una reivindicación sobre bienes que otros han producido. Al ser el instrumento de cambio, el dinero pasa igualmente a ser el instrumento de medida. El dinero mide la riqueza de una comunidad… Partiendo de ese indiscutible principio, el valor de una moneda debe permanecer estable. Si ello no es así y si los precios se disparan, ganando siempre la carrera que disputan con los salarios, es debido a las manipulaciones de los siniestros funcionarios. Ha llegado el momento de que nos ocupemos del “modus operandi” de esos caballeros.”

Pero eso en el próximo posteo.