sábado, 20 de diciembre de 2008

Un poco de economía - 4º parte -

Vamos a ver como a través de la creación de deudas externas gigantescas e impagables el sistema se va perpetuando y asfixiando a los pueblos que caen en sus garras, a la vez que subvierte el concepto de economía y la manipula según sus propios intereses.
Este resumen que he hecho del libro, “el enigma capitalista”, y entregados en cuatro postes es el referente a la parte del funcionamiento del sistema, en el resto del libro hace un poco de historia, lo cual es tan o aún mas importante que la primera parte ya que nos da apellidos de familias “tradicionales” en el negocio usurero, la participación de ciertas instituciones como la masonería en las revoluciones burguesas que permitieron la vigencia legal del sistema etc.
Este libro esta bueno para darse de que los cuentos que nos venden las “teorías liberales” como algo sagrado o las teorías marxistas como algo contestatario cuando en realidad las dos son productos de un mismo sistema sinárquico internacional.

Juan Martín Ledesma

LA SUBVERSIÓN DEL ORDEN ECONÓMICO NATURAL

“Napoleón ha sido descrito por muchos historiadores superficiales como un simple conquistador, apenas un “condottiero” sólo preocupado en lograr posiciones de renombre y fortuna para él y su numerosa familia. Como dice Yockey su filosofía del Estado ha sido ignorada. Pero sus ideas económicas fueron claramente expuestas por él a sus fieles Caulaincourt y Las Cases que, en su “Memorial de Santa Elena” reproduce la siguiente frase del Gran Corso: “La Economía es Producción, no Comercio, se basa primordialmente en la Agricultura; secundariamente en la Industria, y finalmente en el Comercio Exterior”.
Creemos sinceramente que es imposible mejorar esta definición de la Economía, genial en su simplicidad. Es evidente que lo primero, lo esencial en el Sistema Digestivo de una colectividad organizada, o sea, en una Economía Nacional, es conseguir que el cuerpo de esa entidad orgánica exista, es decir, se nutra.”

“No cabe duda de que nada de lo anteriormente dicho pretende ser denigratorio para la Industria. Si la Agricultura es imprescindible para existir, es decir, para sobrevivir, la Industria lo es para vivir, materialmente hablando”

“Finalmente, en el orden económico natural, enunciado por Napoleón, sigue el Comercio Exterior. La finalidad del Comercio Exterior consiste en importar de otros países lo que no puede producirse -o se produce demasiado caro- en el propio, y exportar al Extranjero los propios excedentes que allí se puedan necesitar. Como decía Napoleón: “La Agricultura es el alma, el fundamento del Imperio; la Industria procura la comodidad y la felicidad material del Pueblo: el Comercio Exterior es la superabundancia, y permite el libre cambio del exceso de la Agricultura y la Industria”

“La idea napoleónica respecto a la Exportación consiste en qué los exportadores -salvo casos excepcionales- se las arreglan por sus propios medios. Esto es lógico. La Exportación es la superabundancia; es el lujo. No hay nada de malo en el lujo, siempre que sea honradamente ganado, claro es. Pero es irracional sacrificarse por el lujo. Y precisamente es lo que se hace a diario, y a escala mundial, en el absurdo Sistema del Patrón Oro y el Capitalismo Internacional. ¿Por qué?
Pues por que, contrariamente al Sistema Natural, orgánico, de la Economía, el Capitalismo, la Alta Finanza, con sus transferencias de créditos a los países extranjeros que pueden proporcionarle mayores beneficios, logra desposeer a los mercados nacionales de su capacidad adquisitiva, obligando así a los productores a exportar los artículos que no tienen posibilidad de vender -por artificial escasez de medios de compra- en su propio país. Así, el comercio exterior viene primero y si languidece, en la situación dada, en la circunstancia económico-financiera actual, el país se arruina. Industria y agricultura quedan incondicionalmente subordinadas a las exigencias del mercado de exportación. En última instancia, el obrero y el campesino pasan igualmente a depender del mercado exportador, pues una subida de salarios influiría en los costos de producción y ello repercutiría desfavorablemente en las posibilidades de colocar los productos nacionales a en los mercados extranjeros. Por tal razón, la natural política económica seguida por Alemania a partir de 1933 provocó tan tremenda reacción por parte de la Alta Finanza Internacional. El Gobierno Alemán, al coartar paulatinamente la facultad de los banqueros privados de conceder créditos, es decir, de crear dinero, logró estabilizar los precios. Al mismo tiempo, y como medida complementaria indispensable de cara a su Comercio Exterior, dejó libres los cambios de divisas, dejó que sus exportadores se defendieran solos, aunque contando -eso sí- con el respaldo de una moneda, el Marco, que se basaba, no en el Oro, sino en el Trabajo de un pueblo laborioso, inteligente y tenaz. Y eso es lo contrario de la práctica financiera a escala internacional, que exige:
a) Una escala de precios móvil, que se obtiene mediante la inflación y la deflación crediticias, origen de los llamados ciclos económicos, gracias a los cuales la Finanza obtiene fabulosas ganancias y, paralelamente, omnímodo poder.
b) Unos cambios exteriores fijos, que sólo se cambian cuando así conviene a los mercaderes del Dinero.”

“¡Qué infame parodia de lo que debiera ser un auténtico y sano comercio normal! ¡Se explota, se esclaviza a otros países con grandes sumas de crédito financiero que ya no puede ser prestado en el propio país, para ser empleado en alguna parte para que reporte beneficios a los señores del Oro, cuando los stocks del país desbordan y todos están deseosos de consumir lo que han producido! La exportación financiera por el crédito al Extranjero no es comerciar honradamente con otros países, sino forzarles a contraer obligaciones; es un timo, un engaño destinado a sacar provecho de la creación de Dinero a escala internacional y, en fin, es un medio ladino para llegar a dominar a otro país al que se ha hecho llegar a la Deuda. La Deuda bancaria que es, por definición, impagable, a menos de contraer, para cancelarla -temporalmente- una nueva Deuda, mayor que la anterior. ¡Y esto lo presentan los apóstoles del Sistema como una contribución al entendimiento entre los pueblos! Pero ¿qué vemos por todas partes? A escala mundial, gobiernos de nobles naciones disputando cual verduleras suburbiales por la posesión de mercados, creando tensiones pre-bélicas. ¿Y a escala nacional? Pues a escala nacional, en todos los países ocurre lo mismo. Los industriales claman por rebajar, directa o indirectamente, los salarios, con objeto de ser competitivos en los mercados exteriores. Estallan huelgas. Los patronos, cuando pueden, responden con “lock-outs”. Como es natural, los obreros se enfadan con sus patronos. Los patronos, con sus obreros. Pero unos y otros están en manos de desconocidos financieros, que son quienes controlan la cantidad de dinero que existe en el mercado. En esas circunstancias, una gran parte de la población obrera se quedará sin trabajo, a menos que los salarios se reduzcan, lo que es materialmente imposible. Y si no se reducen -directa o indirectamente- muchísimas empresas quebrarán, y de todas maneras los obreros se quedarán sin trabajo. Y cuando en fin una gran parte de la Sociedad -obreros y patronos, agricultores y jornaleros- se han arruinado, entonces el horrendo ciclo Prosperidad-Crisis-Prosperidad-Crisis, puede volver a empezar de nuevo. En tan trágicas circunstancias, ¿puede alguien sorprenderse del odio entre las “clases”? ¿O de los obreros contra los patronos? ¿O de los patronos contra los obreros? ¿O de las naciones entre sí?
Nadie ve el verdadero enemigo. Nadie ve al Gran Parásito. O no lo quiere ver. Nadie parece querer darse cuenta de que la raíz de todos los males económicos se halla en las falsas promesas de pagar puestas en circulación a interés por los Parásitos. Nadie parece querer admitir que si el dinero, a escala mundial, fuera verdadero, y no falso, no habría necesidad de fijar los cambios ni de hacer los tremendos esfuerzos que se hacen para impedir una demanda de Oro superior al diez por ciento del que se ha prestado. Así se subvierte el orden económico natural. Y se arrojan a pueblos contra pueblos, naciones contra naciones, razas contra razas, para que sobreviva el más monstruoso sistema de robo que la mente humana (?) ha logrado concebir para establecer la tiranía de esa aquelarre de brujas que es la Finanza Internacional.”

LA DEUDA

“La mejor definición de nuestro sistema financiero la ha dado, a nuestro juicio, el escocés Comandante Douglas, según el cual se trata de “un sistema encaminado a la creación de deudas impagables” 1 y nos permitiríamos completarla añadiendo: “... y precisamente porque son impagables todos los estados del mundo quedan permanentemente sujetos en las garras de dicho sistema”.
Cuando hablamos de Deuda no nos referimos, claro es, a la deuda que puede contraer un particular, o una entidad privada o pública, con respecto a otra persona u otras entidades, sino al sistema en bloque, según el cual, todo dinero que existe es una deuda contraída con el sistema bancario. Cualquier persona, en el mundo Occidental, que tiene en su cuenta corriente, un millón, por ejemplo, de unidades monetarias cualesquiera, puede creer que efectivamente las tiene, si eso le hace feliz. Pero de hecho, no tiene más que unos cuantos miles, como máximo, pues aunque es su cuenta bancaria ese millón aparezca como un haber suyo, en la cuenta de otro banco aparecerá como un debe, como una deuda, porque ese dinero fue creado como una deuda.
Y si en un momento dado todos los impositores de un país fueran a sus respectivos bancos y exigieran, en mano, bien la totalidad de sus imposiciones en dinero constante y sonante -es decir, en moneda legal-ténder, bien un recibo, legalmente autenticado ante notario, especificando que el dinero que ingresaron en sus cuentas corrientes se halla invertido en tal o cual empresa o ha sido prestado al propio Estado, se encontrarían con la desagradable sorpresa de que lo máximo que recibirían, (en dinero o recibos auténticos) es un diez por ciento de su dinero. Y esto en el mejor de los casos, pues a poco que los bancos se hubieran “disparado” en su emisión fiduciaria, sólo recibirían alrededor de un cinco por ciento. Es decir, que en nuestro loco sistema, el trabajo humano, las mercancías y los servicios, se pagan en lo que los franceses llaman “monnaie de singe” (moneda de mico), es decir, en algo puramente inexistente.”

“El Dinero, que debiera ser MEDIDA, es DEUDA. Y Deuda impagable.
¿Por qué impagable? A causa del interés.
¿Cómo puede pagar el mundo más dinero del que ha sido creado como préstamo? ¿Cómo va a pagar 109 si sólo existen 100? Y esos 100, además, sólo existen “in abstracto”. El mundo no es un milagrero.
¿Cómo se resuelve, pues, éste problema? ¿Como puede sobrevivir un sistema cuyos resultados crean fatalmente tal problema?
La respuesta es sencilla. El problema no se resuelve; se aplaza, se pospone, y se logra que subsista mediante la aplicación de todo un complejo de subterfugios, paliativos y expedientes, a saber:
a) Mediante las quiebras y bancarrotas de empresas.
b) Recurriendo a suspensiones de pagos, y ventas por debajo del precio de coste, con objeto de obtener dinero líquido.
c) Lanzándose a la loca carrera de la Exportación, en la que es imposible que todos ganen, pero es muy probable que todos los exportadores pierdan cuando, para mantenerse en carrera, debe recurrirse al “dumping” lo que arruina, además, el mercado interior de los importadores.
d) Con la práctica del sabotaje, es decir, el freno a la producción. Y, como corolario de todo el edificio...
e) Mediante la creación de nuevo dinero-Deuda, es decir, de más deudas impagables.
Con las quiebras y el “dumping” se engendra la miseria, y el paro obrero. Con la exportación a cualquier precio surgen rivalidades nacionales que pueden provocar guerras. Con el sabotaje a la producción se frena el progreso. Y con la permanente creación de Dinero-Deuda viene la tiranía sobre individuos, pueblos y naciones: sobre el mundo entero. Los mismos estados modernos, que tan puntillosamente suelen ser en todo lo que atañe a los “signos externos” de su soberanía, se hallan totalmente sujetos al funesto sistema y, por vía de consecuencia, a los beneficiarios del mismo, es decir, a la Finanza Internacional.”


LA PROSTITUCIÓN DE LA ECONOMÍA ANTE LA FINANZA

“En este maldito sistema, el poder que logran los bancos a través de sus funciones de inventar, desarrollar, comprar, vender, regular, aumentar, disminuir y destruir Dinero es tremendo. En una época en que, además, prima el Materialismo más desenfrenado y zafio, tal poder es prácticamente absoluto. La Finanza Internacional posee el Oro, y como sobre éste se apoya el Dinero, posee el Dinero; al poseer el Dinero, posee el Poder. El poder de elevar a la cumbre a cualquier mediocridad política, alzada sobre un pedestal de dinero que financiará su campaña electoral; el poder de hundirla, al retirarle su apoyo, cuando convenga. El poder de influenciar, más aún, de determinar, la línea de los grandes medios informativos, que sólo son negocio merced a la publicidad, hermana bastarda de una Economía natural y legítima. En una palabra, un poder total y absoluto: EL PODER, con el que soñaron, sin llegar jamás a alcanzarlo, los más tiránicos autócratas.”

“El “modus operandi” se manifiesta a través de los ocho siguientes escalones:
1) Los beneficios de los patronos y el pleno empleo de los obreros dependen del nivel de precios.
2) El nivel de precios depende de la cantidad de dinero en circulación. . . .
3) La cantidad de dinero circulante depende de los préstamos de los bancos privados.
4) Los préstamos de los bancos privados dependen de los depósitos en el banco “central”.
5) Los depósitos en el banco “central” dependen de los préstamos hechos por dicho banco al comercio exterior.
6) Los préstamos del banco “central” al comercio exterior dependen del movimiento del oro.
7) El movimiento del oro depende de los cambios de moneda extranjeros.
8) Los cambios de moneda extranjera dependen de las manipulaciones de la Finanza Internacional.
Moraleja:
El banquero internacional empezó a prestar sus promesas de pagar a importadores y exportadores. Sus promesas de pagar fueron causa de una salida de oro. La salida de oro hizo que el banco “central” cancelara sus préstamos. La cancelación de los préstamos del banco “central” hizo que la banca privada cancelara los suyos. La cancelación de los préstamos de la banca privada fue causa de que los precios se hundieran. El hundimiento de los precios trajo como consecuencia el hundimiento de los beneficios. El hundimiento de los beneficios produjo una baja de salarios, y, en muchos casos, el paro obrero.”

“Entonces el país pudo producir más barato y el banquero internacional no tuvo que cumplir sus promesas de pagar, dando dinero auténtico por ellas, después de todo. Y así pudo obtener, cuando volvió la normalidad, tras haberse arruinado millones de sus conciudadanos, un quince por ciento de interés por el préstamo de nuevas promesas de pagar. Lo cual está muy bien, teniendo en cuenta que todo ese tinglado se hizo con el dinero de los demás y que, en un mundo cuerdo, él sería un pobre diablo con los bolsillos vacíos. En vez de ello, es el detentor de un irresponsable poder; presidentes y soberanos son monigotes que él maneja de acuerdo con los designios de una demente política milenaria. El, y sus congéneres, han logrado prostituir a la Economía Mundial. Esa prostitución se lleva a cabo en el Burdel de las Mentiras:
La mentira de que un hombre que ha prometido pagar diez veces más dinero del que posee podrá cumplir su promesa.
La mentira de que una pérdida de oro es desastrosa.
La mentira de que los cambios de moneda extranjera deben mantenerse fijos, y alterarse sólo cuando los bancos “centrales” lo deciden.
La mentira de que un país vive, sobre todo, gracias a su comercio de exportación.
La mentira de que un poder adquisitivo elevado en el mercado doméstico es nefasto por que puede perjudicar a los precios del mercado de exportación.
La mentira de que los salarios elevados son un peligro para dicho mercado exterior.
La mentira de que un país que no exporta más de lo que importa está viviendo por encima de sus propios medios.
La mentira de que el remedio contra la super-producción consiste en la destrucción de cosechas, el sabotaje de la Máquina y el paro obrero.
La mentira de que el dinero es una mercancía y no un instrumento de medida y cambio.
Y, en la cúspide de esa pirámide de mentiras, como colofón lógico de las falsas premisas en que se apoya, la Mentira de que un hombre, una comunidad, un país, todo un mundo; pueden arruinarse por haber trabajado demasiado, mientras el Hambre empieza a hacer su aparición cuando los stoks de toda clase de mercancías han llegado a su punto más alto.
He aquí el resultado mágico del Capitalismo Internacional. Desmoralización general; destrucción del ahorro; proletarización de las clases medias; endeudamiento colectivo; salvaje presión de los impuestos; descrédito del concepto del Trabajo y laica canonización de los “listos”; tiranía anónima de una caterva de indeseables y supresión paulatina de todas las libertades en aras de una teórica Libertad sin contenido alguno. Ese camino de calamidades conduce, inevitablemente, al Paraíso en la Tierra ofrecido por Satán: al Capitalismo de Estado, el mal llamado “Comunismo”, falso contrario del Capitalismo, y en realidad su hijo natural.”