martes, 20 de octubre de 2009

La infiltración del peronismo

Seguramente al leer el titulo de este post el inconsciente los remita a la década del 70, cuando el marxismo de la mano de “montoneros” logra parcialmente infiltrarse en el Justicialismo. Sin embargo este no es el tema del que trata este post, sino de de unos cuantos años antes, de las primeras presidencias de Perón. Para enterarse de que estamos hablando lean el siguiente segmento de un artículo extraído de la enciclopedia virtual “Metapedia” sobre la masonería, y vean como se aclaran situaciones que ignorando el accionar de esta secta parecerían incomprensibles.

Respuesta nacionalista.

La actuación inicial del general Perón, especialmente la de Eva Perón en Argentina, paralizó a los judíos masones y a sus hermanos comunistas. El régimen justicialista de Perón consigue sacar al pueblo argentino, por un tiempo, de las garras judías que disponían tanto del gobierno como de la vida económica del país. Después de haber perdido la lucha política en Argentina por medios legales, los judíos masones recurrieron a la infiltración en el gobierno peronista, para destruir al régimen desde el interior. Mientras la judería no había conseguido esa infiltración, toda la prensa judío-masónica del mundo atacaba a Perón y especialmente a Eva Perón, calificando su régimen como "dictadura". Muerta Eva Perón y conseguida la infiltración, la judío-masonería cambió de táctica y Perón fue tratado con cierta suavidad. El objetivo perseguido era provocar un conflicto interior empujando al régimen a una política extremista, bajo el pretexto de que ella estaba acorde con las necesidades del pueblo. Así llegaron los judío-masones a poner en conflicto al régimen peronista con la Iglesia Católica. El papel principal en esa sucia jugada fue desempeñado por el judío Eduardo Vuletich, comunista ex miembro de las brigadas internacionales en la guerra de España, que había llegado a jefe de la Confederación General Argentina de Trabajo, secundado por el judío Abraham Krislavin, subsecretario del Interior, "consejero" de Ángel Borlenghi, titular de ese ministerio. Bajo el "camuflaje" de "proposiciones justas" necesarias al bienestar del Estado, la banda judío-masónica de Vuletich consiguió que aceptara el régimen peronista, en un intervalo de siete meses entre 1954 y 1955, casi todo el programa secreto de la masonería, dirigido contra la Iglesia y las instituciones cristianas, especialmente católicas, para destrozar la influencia de la Iglesia en la vida particular de los cristianos.
El programa judío-masónico propuesto por la banda de Vuletich y aceptado inconscientemente por los peronistas, fue:
legalización del divorcio y autorización de nuevo casamiento para los divorciados. (La separación de cuerpos sin disolución del vínculo puede ser necesaria en ciertos casos; pero no debe olvidarse que esa libertad ilimitada que permite a cada uno que se divorcie y contraiga otro matrimonio cuando quiera, ha traído la inestabilidad de la familia cristiana. El 40 por ciento de los matrimonios norteamericanos, por ejemplo; son deshechos cada año por divorcios "legalmente" acordados, y de ese modo la familia cristiana pierde su sentido y los judíos son los únicos interesados en esto).
Restablecimiento de la prostitución legalizada en toda la Argentina.
Supresión de la enseñanza obligatoria de la religión cristiana en los colegios públicos y supresión de las subvenciones del gobierno a las escuelas católicas. (Medida perseguida por los judío-masones y los judío-comunistas en todo el mundo con el propósito de ateizar a la juventud cristiana, haciendo más fácil su desmoralización y anulación como fuerza defensiva).
Determinación de que cinco días de grandes fiestas religiosas cristianas, reconocidos en toda Argentina, sean declarados laborables. (Los judío-comunistas han declarado días laborables, incluso los de Navidad y Pascuas, en los países subyugados).
Que la Iglesia pague impuestos sobre bienes raíces y otros. (Eso para dificultar o hacer imposible el funcionamiento de las instituciones públicas como escuelas, hospitales, asilos, etc., mantenidos por la Iglesia Católica con sus propios ingresos).
Prohibición de las manifestaciones, procesiones y concentraciones religiosas al aire libre, sin el permiso de la Policía.
Presentación de una moción, por el judío Eduardo Vuletich, para que fuera enmendada la Constitución Argentina, separando a la Iglesia del Estado, cuando la Iglesia Católica había sido la oficial del Estado desde que Argentina se separó del imperio español. La oposición de los católicos a esas medidas les atrajo persecuciones e injurias de parte de la policía, que recibía órdenes del subsecretario del Interior, el judío Abraham Krislevin. Esa situación no podía continuar por mucho tiempo sin producir disturbios internos y la judío-masonería había calculado bien los efectos de su actuación.
La sublevación militar de junio de 1955 acabó efectivamente con el régimen de Perón. Los sublevados fueron militares católicos, movidos como piezas de ajedrez, y los que se aprovecharon fueron los judío-masones y los judío-comunistas, que incendiaron las iglesias cristianas y obtuvieron nuevas libertades políticas. Durante los disturbios de junio de 1955 en Buenos Aires, fueron detenidos como participantes en el desorden muchos comunistas y judío-masones notorios, entre ellos el dirigente radical y "periodista" (traidor) David Michcl Toríno, y los diputados Santiago Mudelman y Emilio Mercader. La caída del régimen peronista fue triunfo de la judío-masonería y del comunismo aunque la mayoría de los revolucionarios fue católica.
Fuente: Metapedia

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